viernes, 10 de febrero de 2017

NO NOS OLVIDAMOS DE LA COCINA EN JANUCA ......... POR RITA AMODEI

Celebre el festival de las luces con latkes, kúguel, rugelach y más. La comida frita representa el aceite de la luminaria de la fiesta de Jánuca +++
+++++++++ Ingredientes Porciones: 6 2 tazas de batatas peladas y ralladas 1 cucharada de cebolla rallada 3 huevos batidos 2 cucharadas de harina 1½ cucharaditas de sal ½ taza de aceite 2 cucharaditas de clavo de olor 2 cucharaditas de canela Preparación Preparación: 14mins › Tiempo de cocción: 10mins › Listo en:24mins Poner las batatas en una gasa o en un colador y exprimir la mayor cantidad de humedad posible. En un bowl mediano mezclar las batatas, la cebolla, los huevos, la harina, la sal, clavo de olor y canela. En una sartén grande a fuego medio-alto, calentar el aceite hasta que esté bien caliente. Colocar varias cucharadas grandes de la mezcla de batata en el aceite caliente, presionando sobre cada uno para formar buñuelos tipo hamburguesas de ½ - 1 cm de espesor. Dorar de un lado, dar vuelta y dorar. Dejar escurrir bien el aceite. +++++++++++++ Conoces la leyenda que tiene la comida de Janucá? Una revelación impactante, las latkes (tortitas fritas) inicialmente eran hechas de queso, no de papa. En realidad la papa es originaria de américa, fue uno de los productos importados a Europa por Cristóbal Colón cuando conquisto américa Las latkes como las conocemos actualmente fueron inventadas en el siglo 19, según comenta Gil Marks, autor de la enciclopedia de la comida judía, mucho tiempo después de los orígenes de la historia de Janucá. Sin embargo estas tortitas fritas son parte del legado histórico de Judith, una leyenda que quedo perdida en el recuerdo porque no fue una historia que se escribió en el Talmud. Cuenta la historia que una bella mujer llamada Judith con sus encantos femeninos y su astucia, decapito al general Sirio Holofernes, luego de haberle ofrecido queso salado y suficiente vino para dejarlo competentemente borracho. Su propósito de poderle quitar la vida a ese hombre cruel y crear desconcierto e inseguridad. Así, esta heroína cuelga en las murallas de Bethulia (su pueblo), la cabeza de este hombre maléfico y poderoso, como un símbolo de victoria. Ese triunfo demuestra que la fe y la necesidad de recuperar lo que es propio, es la mejor recompensa. Judith actuó sin temor, segura de que podía vencer al terrible enemigo. Bella e intrépida viuda, convenció a los ancianos y los sabios del pueblo que la dejaran salir y buscar una manera de terminar con tan difícil situación. En los textos está escrito que: “La arrogancia cayó bajo la mano de una mujer” (Judith 9:10). +++++++++

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